miércoles, 30 de enero de 2008

Sugerencias para el cuidado de los hijos IV

5. Mantengamos una disciplina correcta:
No tengáis miedo a corregir. Los padres somos la autoridad.
Hay que dejar las reglas muy claras, centrándonos más en lo que el niñ@ puede hacer que en la prohibición. Evitemos los castigos siempre que podamos (deberán ser la última alternativa). Cuando haya que castigar, deberán ser inmediatos y tener la consecuencia natural a la falta cometida. Previamente hay que dar a conocer a nuestros hijos las consecuencias que siguen al incumplimiento de una norma.
Los puntos básicos de disciplina no son negociables. Si ya se ha establecido que no se permite determinada conducta, evitad hacer excepciones, puesto que si nosotros mismos estamos infringiendo nuestras propias reglas, crearemos confusión y da pie a la desobediencia.
Demos las indicaciones con exactitud y respeto, pero con voz firme, mirando directamente a los ojos del niñ@, en lugar de gritarle.
Tenemos que mostrar una consistencia en nuestra forma de educar. Hay que evitar el error frecuente de: “estoy de buen humor, lo tolero o permito; cuando mi humor está alterado, riño, castigo y me enfado porque me desobedece”.
Cuando pidamos algo a nuestro hij@, debemos hacerlo con respeto y ser muy claro cuándo se tiene que llevar a cabo nuestra petición. Si es de inmediato, indicárselo en vez de estar repitiendo la orden varias veces: uno aviso, dos ejecución.
Muy importante: debemos hacer un esfuerzo por evitar los golpes (azotes, cachetes), insultos, gritos, empujones, etc y sustituirlo por el diálogo y la comunicación.
Los premios o recompensas deben ir más hacia la estima del niñ@ (alabarle, recordarle lo que ha hecho bien) y el reconocimiento de su esfuerzo, que gratificarlo con golosinas o con regalos.
No debemos criticar a la autoridad: pareja, profesores, abuelos, etc. Cada vez que uno lo hace aunque sea un simple comentario, se descalifica a la autoridad en general y les estamos enseñando a hacerlo.

Sugerencias para el cuidado de los hijos III

3. En los temas escolares:
El colegio es la primera ocupación de los niñ@s y se debe fomentar que cumplan con ella con responsabilidad. Es muy importante asignar un lugar (mesa, iluminación) y horario fijo para estudiar y hacer los deberes.
Procuremos que siempre se tenga el material escolar básico para hacer las tareas: lápices, pinturas, goma de borrar, pegamento, tijeras, regla, estuche, folios, diccionario y libros de consulta.
Nosotros también debemos mostrar una actitud positiva ante las tareas escolares. A veces ya desde cómo se le pide que estudie implica una actitud negativa a dicha actividad. Evitemos los comentarios negativos sobre el colegio, el profesorado, los deberes, pues nuestros hijos captan esa negatividad y la asumen como propia.
4. Para la vida familiar:
Evitemos hacer comparaciones entre herman@s. Cada niñ@ es único y tiene sus propias cualidades y deficiencias. Ayudarlo a que se compare consigo mismo y se dé cuenta de su propio progreso.
Sería conveniente hacer por lo menos una comida en familia diario, creando un momento de diálogo y comunicación entre todos los miembros.
Tratemos de fomentar la convivencia familiar lo más que se pueda entre semana y dedicar los fines de semana a hacer actividades que involucren a todos (salidas, excursiones, compras).

Sugerencias para el cuidado de los hijos II

2. No descuidemos la parte afectiva:
Siempre es mejor empezar el día con una sonrisa y un beso o alguna caricia, un “te quiero” que crear un clima de tensión desde la mañana: evitemos los gritos, regaños, prisas.
Antes de acostarse debemos ayudar a nuestros hijos a liberar las tensiones acumuladas durante el día. Por ello se aconseja hacer un sencillo ejercicio de relajación (por ejemplo, una serie de 6-8 respiraciones profundas).
Tengamos en cuenta que nuestros hijos necesitan jugar, el juego del niñ@ es fundamental para su adecuado desarrollo. Si queremos que deje de jugar, démosle indicaciones claras que le permitan terminar lo que está haciendo. “Por favor ve terminando y recogiendo tus cosas, pues en 10 minutos cenamos”.
Los niñ@s deben tener tiempo para jugar de manera que muevan su cuerpo, utilicen su imaginación y desarrollen su creatividad. Cuanta más televisión vean, menos oportunidades tendrán para pensar y hacer cosas que les permitan aprender
Reconozcamos cada día el esfuerzo que hace el niñ@. Si no logra el objetivo deseado en cualquier ámbito de su vida (escolar, social, deportivo), animarle y ayudarle a que lo siga intentando las veces que sean necesarias hasta que lo logre. Con esto evitaremos que su autoestima se vea perjudicada.
Para reforzar su autoestima es conveniente fijar una meta concreta y realista con el niñ@ todos los días. Esto le ayudará a darse cuenta de sus logros y lo motivará a seguir progresando.
Alentar más al niñ@ en lugar de descalificarlo. Fijarse en lo que ha logrado, por mínimo que sea e invitarlo a que haga lo demás igual.
Tengamos expectativas de éxito sobre nuestros hijos: si de partida pensamos que no va a lograr algo, así será. Si les enseñamos a dar pequeños pasos con base en lo que van dominando, lograrán la meta que se propongan. Tratemos de motivar para el éxito (“lo vas a lograr”) en lugar de utilizar la amenaza o centrarse en el fracaso.
Resaltemos los aciertos del niñ@, en lugar de señalar lo negativo constantemente. Si el niñ@ ve pocos resultados, cada vez se esforzará menos. Si se le reconoce que algo lo hizo bien, intentará mejorar.
Debemos enseñarles y ayudarles a tomar decisiones por sí mismos: proponer dos o tres opciones que le permitan libertad de elección al mismo nivel (ir al cine, al teatro o al museo). Si mamá le dice: “pero yo prefiero que...”, ya no le está enseñando a elegir, sino está eligiendo por él.
Cuando nuestro hij@ está alterad@, hay que ayudarle a que reconozca su sentimiento, identifique de dónde proviene y cómo reconducirlo de forma correcta (hablándolo con alguien, desahogándose, riendo, etc)