miércoles, 2 de diciembre de 2009

HABLAR CON NUESTROS HIJOS/AS DE 2 AÑOS




El desarrollo del habla de nuestros hijos/as depende de varios factores. Por un lado tenemos condicionantes genéticos, neurológicos y fisiológicos, como la capacidad de audición y la capacidad de fonación y articulación (emitir sonidos). Pero por otro lado, juega un papel muy importante las condiciones del entorno en el que se encuentra y la cantidad y calidad de estimulación que reciba de las personas que configuran en ese entorno.

En este punto es donde juega un papel muy importante la interacción que mantiene el niño/a con las personas que le rodean. Un entorno afectivo, seguro y estimulante favorecerá el desarrollo del habla de nuestros hijos/as.

Los niños/as de 2 años están en la etapa de “explosión del lenguaje”, ya que éste se desarrolla a una velocidad vertiginosa. Día a día podemos comprobar cómo crece su vocabulario, va enlazando palabras para formar sus primeras frases y la pronunciación de esas palabras es cada vez más clara.

¿Cómo podemos favorecer ese desarrollo? Teniendo en cuenta unas pautas de actuación muy sencilla que podemos incluir en nuestra rutina diaria:

- Hablar, cantar… mientras estamos con él/ella. Podemos ir “contándole” todo lo que hacemos (“Te voy a tapar con la manta para que estés calentito”, “Tienes hambre, ¿verdad?. Pues vamos a preparar la comida en la cocina”…)

- Mirar juntos cuentos, revistas, álbumes de fotos… mientras señalamos con el dedo lo que vemos y le ponemos nombres. Podemos hacer cuentos “personalizados”, recortando fotografías que le gusten de las revistas o catálogos de publicidad y metiéndolas en un álbum de fotos. De esta manera también podemos confeccionar cuentos temáticos: de alimentos (con recortes de los folletos de los supermercados), de juguetes (con la publicidad que nos dan en Navidad), de familiares (con fotos de nuestros parientes y amigos)…

- Esperar a que el niño/a pida algo oralmente, no anticiparnos a sus demandas. Muchas veces nos basta con que nuestro hijo/a mire algo (por ejemplo, el agua) o lo señale levemente con el dedo para saber qué es lo que quiere. Pero debemos darle tiempo para que también lo haga oralmente. No importa que la pronunciación sea incorrecta (“aba, aba”). Después de que hable nosotros seremos su modelo y reforzaremos su petición verbalmente (“Quieres agua, ¿verdad?, aquí tienes agua). No es aconsejable repetir las palabras tal y como ellos/as nos las dicen.

- Ofrecer alimentos sólidos que deba masticar. No se debe abusar de los purés, aunque sean más cómodos y ellos/as los tomen mejor. Masticar es un ejercicio necesario para trabajar la musculatura responsable del habla. Hay dificultades de articulación que se relacionan directamente con una alimentación basada en alimentos blandos.

También debemos tener en cuenta que el nivel de desarrollo a esta edad es muy distinto de un niño/a a otro. Cada uno puede tener un ritmo y encontraremos niños/as con un lenguaje muy desarrollado mientras que otros lo hacen más lentamente. No conviene hacer comparaciones. Lo importante es que en todos los casos mantengamos una comunicación fluida con nuestros hijos/as y respetemos su ritmo y sus silencios, que tenga oportunidad de expresarse.