GUIA DE ENRIQUECIMIENTO DEL LENGUAJE FAMILIAR
Comunicarnos con nuestros hijos a cualquier edad, dinamiza su evolución global como personas y los acerca a nuestra manera de entender y actuar en la sociedad. Adoptar un estilo comunicativo en la familia estimula la producción del lenguaje y prepara al niño para posteriores aprendizajes escolares.
Los momentos de interacción padre/madre-niño/a con un interés compartido por un mismo tema, son fundamentales para estimular el lenguaje. Saber esperar y reaccionar, en definitiva, adaptarnos a sus iniciativas y expresiones tanto verbales como no verbales.
ESTRATEGIAS GENERALES
Mirar al niño atentamente; situarnos lo más cercanos a él con actitud de escucha e interés.
Respetar los turnos y saber esperar; dar tiempo para contestar, no responder por él, no anticiparnos al turno del niño.
No cambiar de tema constantemente y elegir temas apropiados.
Elegir momentos en los que el niño esté motivado.
No infantilizar el lenguaje adulto.
Esforzarse en comprender sus emisiones verbales y no verbales, para evitar el desánimo comunicativo.
Entrar en el mundo del niño, en sus gustos y preferencias, respetando su iniciativa.
Al principio, interpretar y dar significado a las acciones o señales no verbales, como mirar un objeto y sonreír demuestra agrado, alargar la mano indica petición.
Evitar el uso de preguntas cerradas, de respuesta si/no; realizar preguntas abiertas que permiten más expresión lingüística.
Procurar un entorno rico y accesible a nivel estimular: juguetes atractivos, muñecos que le permitan representar sus acciones diarias, cuentos, lapiceros...
Dar oportunidad al niño de elegir o rechazar objetos o acciones.
Dar exclusividad al momento de comunicación, sin prisas, con dedicación y ánimo, demostrando al niño la aceptación y orgullo que sentimos al estar con él.
ESTRATEGIAS ESPECÍFICAS
-Repetición: repetir lo que el niño dice; mantiene el diálogo y demuestra comprensión, pero no conviene abusar, pues enriquece poco el lenguaje.
-Corrección: corregir enunciados o palabras explícitamente; no abusar, desanima al emisor pues corta su iniciativa.
-Expansión: ampliar la palabra o frase, manteniendo el significado; es importante para entender que nos dice, y enseñar construcciones verbales.
-Demanda de información: preguntar información concreta sobre colores, formas, nombres..., no abusar, pues no mejora las construcciones verbales al no ir más allá de aquello que ya sabe el niño.
-Información-corrección: repetir lo que dice el niño, corregido y expandido, demuestra comprensión e interés, y enriquece lenguaje.
-Completar: el adulto elabora frases sencillas y el niño completa con nombres o acciones.
ACTIVIDADES PRÁCTICAS
EJERCICIOS BUCALES:
Mover los labios: hacer sonidos, besar, apretar, soplar, vibrar, silbar...
Mover la lengua: sacar, meter, mover, doblar, hacer sonidos...
Mover mandíbula: abrir la boca, masticar, morder haciendo ruido...
EJERCICIOS ARTICULATORIOS:
Potenciar la onomatopeya. Reproducir sonidos de animales u objetos conocidos por el niño.
Mirar en el espejo las diferentes caras que ponemos al pronunciar palabras. Jugar a alargar el final de las palabras.
JUEGOS SIMBÓLICOS:
Reproducir acciones habituales y representarlas con muñecos u otros objetos. Ejemplos: Cocinar y preparar la comida, tomar café, ir a comprar, ser médicos, peluqueros, ser padres o madres, etc...
HÁBITOS DIARIOS:
Hablarle: explicarle las cosas que hacemos cuando estamos con él: cuando lo levantamos, cuando le damos el desayuno, mientras lo vestimos, mientras preparamos la comida, etc... Mientras realizamos las actividades diarias, jugamos a completar o terminar palabras y frases para que aumente su vocabulario. Ir nombrando las acciones más importantes del día.
Lectura de cuentos apropiados a la edad: sentarnos con el niño y enseñarle las imágenes del cuento, primero para que las señale, más adelante que las nombre y localice, para pasar luego a su explicación.
Los momentos de interacción padre/madre-niño/a con un interés compartido por un mismo tema, son fundamentales para estimular el lenguaje. Saber esperar y reaccionar, en definitiva, adaptarnos a sus iniciativas y expresiones tanto verbales como no verbales.
ESTRATEGIAS GENERALES
Mirar al niño atentamente; situarnos lo más cercanos a él con actitud de escucha e interés.
Respetar los turnos y saber esperar; dar tiempo para contestar, no responder por él, no anticiparnos al turno del niño.
No cambiar de tema constantemente y elegir temas apropiados.
Elegir momentos en los que el niño esté motivado.
No infantilizar el lenguaje adulto.
Esforzarse en comprender sus emisiones verbales y no verbales, para evitar el desánimo comunicativo.
Entrar en el mundo del niño, en sus gustos y preferencias, respetando su iniciativa.
Al principio, interpretar y dar significado a las acciones o señales no verbales, como mirar un objeto y sonreír demuestra agrado, alargar la mano indica petición.
Evitar el uso de preguntas cerradas, de respuesta si/no; realizar preguntas abiertas que permiten más expresión lingüística.
Procurar un entorno rico y accesible a nivel estimular: juguetes atractivos, muñecos que le permitan representar sus acciones diarias, cuentos, lapiceros...
Dar oportunidad al niño de elegir o rechazar objetos o acciones.
Dar exclusividad al momento de comunicación, sin prisas, con dedicación y ánimo, demostrando al niño la aceptación y orgullo que sentimos al estar con él.
ESTRATEGIAS ESPECÍFICAS
-Repetición: repetir lo que el niño dice; mantiene el diálogo y demuestra comprensión, pero no conviene abusar, pues enriquece poco el lenguaje.
-Corrección: corregir enunciados o palabras explícitamente; no abusar, desanima al emisor pues corta su iniciativa.
-Expansión: ampliar la palabra o frase, manteniendo el significado; es importante para entender que nos dice, y enseñar construcciones verbales.
-Demanda de información: preguntar información concreta sobre colores, formas, nombres..., no abusar, pues no mejora las construcciones verbales al no ir más allá de aquello que ya sabe el niño.
-Información-corrección: repetir lo que dice el niño, corregido y expandido, demuestra comprensión e interés, y enriquece lenguaje.
-Completar: el adulto elabora frases sencillas y el niño completa con nombres o acciones.
ACTIVIDADES PRÁCTICAS
EJERCICIOS BUCALES:
Mover los labios: hacer sonidos, besar, apretar, soplar, vibrar, silbar...
Mover la lengua: sacar, meter, mover, doblar, hacer sonidos...
Mover mandíbula: abrir la boca, masticar, morder haciendo ruido...
EJERCICIOS ARTICULATORIOS:
Potenciar la onomatopeya. Reproducir sonidos de animales u objetos conocidos por el niño.
Mirar en el espejo las diferentes caras que ponemos al pronunciar palabras. Jugar a alargar el final de las palabras.
JUEGOS SIMBÓLICOS:
Reproducir acciones habituales y representarlas con muñecos u otros objetos. Ejemplos: Cocinar y preparar la comida, tomar café, ir a comprar, ser médicos, peluqueros, ser padres o madres, etc...
HÁBITOS DIARIOS:
Hablarle: explicarle las cosas que hacemos cuando estamos con él: cuando lo levantamos, cuando le damos el desayuno, mientras lo vestimos, mientras preparamos la comida, etc... Mientras realizamos las actividades diarias, jugamos a completar o terminar palabras y frases para que aumente su vocabulario. Ir nombrando las acciones más importantes del día.
Lectura de cuentos apropiados a la edad: sentarnos con el niño y enseñarle las imágenes del cuento, primero para que las señale, más adelante que las nombre y localice, para pasar luego a su explicación.