martes, 27 de noviembre de 2007

Sugerencias para el cuidado de los hijos I

Nadie duda de la necesidad de dispensar cuidados materiales a nuestros hijos: aseo, alimentación, protección, incluso enseñanzas que le sean útiles en la vida. Muchas veces pensamos que les queremos y que esto es suficiente, pero no es así, hace falta sistematizar y asumir los cuidados tendentes a desarrollarles afectivamente. Por eso os ofrecemos una serie de consejos destinados a hacer el día a día con nuestros hijos más positivo y satisfactorio para todos.
1.Establezcamos unas rutinas:
Marcar una rutina diaria que permita fomentar hábitos básicos: aseo, orden, respeto, responsabilidad, etc. Conviene hacer lo mismo cada día y a la misma hora.
Contar con una rutina que vaya preparando al niñ@ a dormir: bañarse, ponerse el pijama, cenar, escuchar o leer un cuento, un beso y taparlo, por ejemplo.
Antes de acostarse, conviene dejar preparado todo lo que se requiere para el día siguiente: ropa, mochila, libros y materiales, etc.
Los fines de semana conviene retomar en lo posible el horario que se tiene regularmente los días de colegio: para descansar (levantarse y acostarse), comer, jugar.
Debemos levantarles con tiempo suficiente para que se arreglen y desayunen sentados. Es indispensable que los niñ@s hayan desayunado lo suficiente antes de ir al colegio.
En las actividades diarias, debemos evitar la sobreprotección y favorecer su autonomía: recordemos que todo lo que se hace por el niñ@, él ya no lo va a intentar y, por lo tanto, tampoco lo aprenderá.

viernes, 23 de noviembre de 2007

Educar, tarea compartida


Educar es una tarea compartida entre la familia y la sociedad. La familia representada principalmente por los padres y la sociedad a través de la escuela. Aunque esto no supone la exclusión de otros agentes familiares; hermanos, abuelos, tíos... y sociales, medios de comunicación, amigos, etc.
De una buena sintonía entre estas dos bases educativas dependerá, en gran medida, el éxito escolar de los alumnos y, queremos pensar, que también, en buena proporción, su bienestar en el futuro.

Una buena combinación de los esfuerzos familia-escuela, deberá posibilitar el máximo aprovechamiento de las cualidades del alumno, para que, conociendo sus propias capacidades, la forma de potenciarlas y la realidad tanto natural como social que le redoea, pueda interactuar con ellas para lograr una mejora mutua constante a lo largo de la vida y por ende una situación de satisfacción personal que le permita acceder con más frecuencia y mayor duración a estados de felicidad.